Utopía

Aunque cada vez  hagamos menos el gesto de pensar hacia el futuro de una forma optimista, debido a la crisis, os invitamos a leer este artículo sobre la utopía de la arquitectura y sus consecuencias. ¿Cuántas imágenes distintas del futuro hemos visto por el cine? ¿Cuántas veces nos hemos planteado si realmente vamos a poder verlas? Por eso hoy queremos mencionar la utopía desde un punto

de vista lo más arquitectónico posible.

Si miramos hacia atrás, a lo largo de la historia siempre han existido intentos por anticiparse en el tiempo, mediante la creación de imágenes futuristas, fantásticas o de hiperrealismo. De estas imágenes podemos obtener esos modelos ideales, planes, proyectos o sistemas optimistas que son irrealizables antes de su formulación,  como lo son las utopías. La arquitectura como definición habla sobre lo construido o edificado, mientras que la utopía se refiere a lo no existente.

En arquitectura, han sido varios los que han dejado de lado el arte de construir, para expresar, investigar y recrear espacios arquitectónicos completamente imaginarios mediante papel y lápiz. De esta forma hemos podido contemplar infinitas visiones alternativas.

Podríamos destacar una multitud ejemplos de arquitectura utópica o imaginaria, como “el Jardín del Edén, Las siete maravillas del mundo, la Torre de Babel o la isla Utopía de Tomás Moro. Estas visiones imaginarias fueron elaboradas por pintores, escritores, profetas… pero hay algo distinto si estas visones o perspectivas idílicas se las imagina un arquitecto, cuyo afán es verlas materializadas, y la obra adquiere un sentido más racional.

Isla Utopía de Tomas Moro – Torre de Babel de Pieter Brueghel

Durante el siglo XIX la utopía toma otro carácter debido a la nueva sociedad industrial. La revolución industrial implica unos cambios técnicos y tecnológicos muy bruscos, que causan una gran revolución y repercuten en la visión de un nuevo porvenir basado en la máquina y el movimiento.  Aparece así el futurismo, una interpretación diferente de las utopías, en contraposición de la ciudad real a la ideal, como es el caso del manifiesto futurista de Sant Elia, en el que describe una ciudad de rascacielos con calles a distintos niveles, un  sistema de zonas industriales, barrios de vivienda, generadores de energía y un complejo sistema de transporte interconectando mecánicamente a toda la ciudad, como una exaltación del maquinismo.

Sant Elia – Arquitectura y Utopía

La utopía en la arquitectura ha seguido diferentes caminos, desde vanguardias a “metabolistas y megaestructuras”.  Los metabolistas, pertenecían a un grupo de arquitectos japoneses que aplicaban aglomeraciones celulares mediante el ensamblaje de unidades modulares, como la torre cápsula o “unabara”.

Metabolístas Japoneses – Arquitectura y Utopía

Estos fueron influenciados por el grupo Archigram, cuyo concepto era el de megaestructura. Sus proyectos más famosos fueron el “Walking Cities” de Ron Herron, el “Plug-in-City” y el “Instant City”de Peter Cook., ninguno de ellos construidos.  El único ejemplo de este tipo de arquitectura que llegó a construirse es el centro Pompidou de Renzo Piano y Richard Rogers.

Walking City de Archrigram – Arquitectura y Utopía

Instant City de Archrigram – Arquitectura y Utopía

Centro Pompidou de Renzo Piano – Arquitectura y Utopía

Todas estas ideas utópicas distan mucho de la realidad, pero para nosotros la utopía es completamente necesaria para seguir soñando con un mundo mejor, buscando soluciones para nuestro futuro.

Os dejamos aquí la película Metrópolis de Fritz Lang del año 1927, para que la veáis con calma.