“Los cuadros están hechos para meditar sobre ellos y para meditar delante de un cuadro, es preciso que esté colocado en un buen lugar y en una atmósfera tranquila”
Estas son algunas palabras de las que hacía referencia Le Corbusier sobre el “Manual de la vivienda” en “Hacia una arquitectura”. Y exactamente eso es la obra de Peter Märkli (Museo La Congiunta). Solo arquitectura, un espacio para contemplar las esculturas que alberga, sin instalaciones ni estucos que puedan distraer al observador, incluso el espacio arquitectónico pasa a un segundo plano para que los ojos del espectador solo se dirijan hacía lo importante.
Y es que lo más difícil para un arquitecto cuando se proyecta un museo es que este no robe protagonismo a la obra expuesta y Peter Märkli no solo lo logra sino que consigue que el arte y la arquitectura estén en sintonía.
El museo de La Congiuta, en Giornico (Siuza) es solo hormigón y su textura. Un objeto extraño se arraiga en las tierras rurales de Giornico para albergar las esculturas de Hans Josephson. La luz como elemento generador del proyecto es filtrada a lo largo de la cubierta, de modo que el arquitecto elude su fantástico entorno para centrarse en lo indispensable, la “atmósfera tranquila” de Le Corbusier.
El acceso se produce por una pequeña puerta, para recorrer las tres naves interiores que se suceden de manera separada y desplazadas respecto su eje. Es una arquitectura desprovista de ornamentación, desnuda… Solo el espacio y las rugosas texturas están presentes, una manera de hacer muy ligada a la de Peter Zumthor o Sigurd Lewerentz.
